Durante la presidencia del Benemérito de las Américas, nuestro país se enfrentó al ejército más poderoso de la época a nivel mundial. La invasión francesa orilló a Benito Juárez a ejercer una presidencia errante; al mismo tiempo se registró un potente sismo que "partió" al país por la mitad, las calamidades no daban tregua a nuestra joven nación.
En el territorio del marquesado de Oaxaca, contiguo a Cuauhnáhuac; en el pueblo de San José Vista Hermosa, se explotaba la caña de azúcar. Las haciendas eran el único motor económico regional y el monopolio productivo provocaba una brecha económica en la sociedad imposible de equilibrar.
Los magnates de los cañaverales exigían abundante mano de obra en condiciones de esclavitud para conseguir utilidades jugosas sin contemplar ningún tipo de seguridad y asistencia social a los trabajadores. Todos los espacios del campo se destinaban a un solo cultivo, tener una huerta era más que un lujo, conservar la cultura del maíz en una milpa constituía una ofensa al capitalismo rampante.
Los propietarios de la hacienda al norte del pequeño valle de San Juan Bautista Tequesquitengo insistían a sus vecinos del pequeño poblado de una docena de viviendas con claudicar en su empresa de explotación del mineral de tequesquite; sin ningún éxito.
Los hermanos Mosso se enteraron de la intención del pequeño poblado por separarse del yugo de la hacienda y en represalia ordenaron desviar los canales de agua de riego hacia el sur, poco a poco; el nivel del ojo de agua cercano a la barranca honda comenzó a elevarse a un ritmo de 5 centímetros por día.
El tequesquite perdió todo su terreno de explotación en menos de 2 años y el agua se empezaba a acercar al atrio de la iglesia, que 40 años después quedaría totalmente bajo el agua.
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